sábado, 14 de mayo de 2011

Filosofía y Didáctica de Lipman en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP-UNAM)

[Diapositiva 1] Filosofía y didáctica de Matthew Lipman

en el bachillerato mexicano



Eduardo Harada Olivares

Escuela Nacional Preparatoria, UNAM



Si la filosofía tiene un talón de Aquiles, parece que sería el área de la preparación del profesorado. Matthew Lipman, La filosofía en el aula.



A principios de los años setenta del siglo XX —junto con otros filósofos y educadores— Matthew Lipman (1923-2010) creó la Filosofía para niños (Philosophy for Children). Esta filosofía constituye un programa para el desarrollo de todo tipo de conocimientos, habilidades, actitudes y valores (CHAVs) relacionados con formas de pensar y actuar multidimensionales, esto es, que son al mismo tiempo críticas, creativas y cuidantes (caring). Para conseguir lo anterior recurre a la metodología de la comunidad de investigación, al saber procedimental de la Filosofía así como a numerosos y variados planes de discusión y ejercicios que se incluyen en los manuales para el profesor que acompañan a las novelas especialmente escritas para las distintas etapas de dicho programa. Pero el objetivo principal de la Filosofía para niños (FpN) es formar a personas razonables para la democracia, es decir, para una sociedad en la que las decisiones se tomen con base en buenas razones, pero en la que también se reconozcan y respeten los diversos estilos de pensamiento, comportamiento y de vida que podemos adoptar los seres humanos como parte de ellas. Lo anterior deja en claro que, a pesar de su nombre, la FpN puede ser utilizada para educar a personas de todas las edades. Sin embargo, hasta ahora en México y en otros países sus aplicaciones fuera de los niveles educativos preescolar y primaria son muy limitadas.

Es por ello que ¾como parte de las actividades del proyecto PAPIME PE400909 Mejoramiento interdisciplinario de la competencia argumentativa de los alumnos de bachillerato (2009-2012)¾ decidimos dedicar un encuentro académico no sólo a la memoria de Matthew Lipman ¾fallecido el pasado 26 de diciembre ¾ sino a lo que parece ser el futuro de su obra y pensamiento: la formación filosófica de todos los seres humanos.

[Dispositiva 2] El Encuentro La filosofía de Matthew Lipman y la educación tuvo lugar los días 12 y 13 de mayo de 2011, de 10: 00 a 14: 00 y de 16: 00 a 20: 00 hrs, en las instalaciones del Plantel 8, Miguel E. Schulz, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) de la UNAM.

Los objetivos del acto fueron:



1) difundir la obra y el pensamiento de Matthew Lipman, sobre todo, sus ideas acerca de la Filosofía y la educación:

2) promover la utilización de la metodología y los materiales didácticos de la FpN en todos los sistemas y niveles educativos, especialmente en el bachillerato mexicano y no sólo en las asignaturas filosóficas sino también en las ciencias formales o exactas, naturales y sociales así como en las humanidades y las artes;

3) propiciar la creación de estrategias y materiales didácticos de acuerdo con la concepción de la educación y la Filosofía de Lipman, pero, también, adaptados a las condiciones reales y específicas de los estudiantes y profesores mexicanos y

4) fomentar la aparición de perspectivas críticas que permitan seguir desarrollando y mejorando la propuesta de ese gran pensador, educador y ser humano.



            [Diapositiva 3] Hace algunos meses, cuando Eloísa A. González Reyes y un servidor nos planteamos la posibilidad de organizar un encuentro como éste,[1] nunca pensamos recibir una respuesta tan buena como la que finalmente conseguimos.

            [Diapositiva 4] Hasta hace poco tiempo, en mi opinión, no más de tres años, hablar de Filosofía para niños (FpN) en el bachillerato, por ejemplo, en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), donde nos encontramos, o en otros niveles educativos superiores, no sólo despertaba ciertas suspicacias sino, incluso, algunas sonrisas condescendientes.

            [Diapositiva 5] Creo que todo cambió con la RIEMS, es decir, la Reforma Integral de la Educación Media Superior que puso en marcha o, impuso, la SEP en todo México y que trajo consigo la reducción o eliminación de la enseñanza de la Filosofía en muchas escuelas de bachillerato. Antes de eso, la mayor parte de quienes se dedicaban a la Filosofía no estaban muy preocupados por la enseñanza de esta disciplina fuera de las universidades y los institutos, bajo el supuesto de que, como es muy importante, tiene que ser  complicada y compleja, de manera que sólo puede estar dirigida a aquéllos que se ocupan profesionalmente de ella. Pero con la reforma mencionada todo cambió: al ver en peligro su fuente de trabajo, muchos profesores e, incluso, investigadores empezaron a buscar justificaciones teóricas y prácticas sobre la importancia, necesidad y utilidad de la enseñanza de la Filosofía, incluso en tanto que derecho humano fundamental. [Diapositiva 6] Y en ese momento no pudieron evitar darse cuenta de que un filósofo y sus colaboradores, desde hacía cuarenta años (Lipman, Sharp y Oscanayan, 1977), habían estado llevando a la práctica la idea de enseñar Filosofía a partir de la niñez.

Como seguramente algunos de Uds. ya se habrán dado cuenta, les estoy contando el inicio de una novela que podría titularse “El re-descubrimiento de Lipman… en tiempos de la globalización neoliberal” o algo parecido. Creo que no sería muy difícil escribir un primer capítulo sobre un profesor que asiste a un curso de formación o actualización, por ejemplo, sobre competencias, cartas descriptivas, rubricas o qué sé yo, que pierde el hilo de la clase y se pone a pensar: “Si se pudiera enseñar Filosofía a todas las personas, incluso a mis alumnos…”

            [Diapositiva 7] Pero, repito, hace algunos años cuando alguien llegaba a hablar de FpN, casi de inmediato se levantaban ciertas “objeciones” o, en algunos casos, simples prejuicios. Por cuestiones de tiempo sólo voy a mencionar de manera rápida los principales. Aunque estoy seguro que las conferencias magistrales, las ponencias, los talleres y la participación de los asistentes en este Encuentro, es decir, la comunidad de investigación que construiremos juntos durante estos dos días, permitirá al menos disminuir su fuerza.

            [Diapositiva 8] La primera objeción es que, como su nombre lo indica, parecería que la propuesta de Lipman sólo está dirigida a niños y no a personas de otras edades. El problema obvio es que muchos profesores no trabajamos con infantes, sino, por ejemplo, aquí en la ENP, con adolescentes, los cuales pueden ser muy diferentes a los primeros.

De hecho, la metodología de trabajo de la FpN, esto es, la comunidad de indagación, podría sonarle a algunas personas algo “infantil”: se lee en voz alta algún fragmento de las novelas especialmente escritas para el programa, por ejemplo, El descubrimiento de Harry, Lisa y Mark; individualmente o por equipos se elabora alguna pregunta sobre él; todas las preguntas se presentan frente al grupo y éste elige una de ellas conforme a sus intereses; finalmente, se discute sobre la pregunta, pero siempre bajo la guía del profesor, el cual puede apoyarse en alguno de los planes de discusión o los ejercicios incluidos en los manuales docentes del programa (Lipman, Sharp y Oscanyan, 1998).

La razón de ser de esa metodología es que, por medio de los personajes de las novelas, pero, igualmente, el comportamiento de los compañeros y el profesor, los estudiantes pueden obtener modelos de diferentes estilos de pensamiento, comportamiento y de ser razonables frente a los problemas propias de su edad y su medio ¾aunque, en realidad, vitales para cualquier ser humano¾, de manera que puedan y quieran interiorizar esos modelos (Lipman, 1998b). Además, por medio de ella van desarrollando y mejorando no sólo sus conocimientos y habilidades para el diálogo sino también para el juicio y el razonamiento así como sus actitudes críticas, creativas y responsables (Lipman, 1994).

Lo anterior contrasta fuertemente con lo que, supuestamente, hacen o deben hacer los estudiantes de los cursos de bachillerato y, sobre todo, universitarios y de posgrado: resolver ejercicios y problemas, hacer tareas y responder exámenes, leer fuentes directas y trabajos especializados, investigar, preparar y presentar exposiciones y elaborar trabajos escritos.[2]

 Sin embargo, al menospreciar o desestimar la metodología de Lipman se olvida que una de las formas de trabajo más usuales en la formación de profesores y en los cursos de posgrado es el seminario, el cual, en esencia, es semejante a la propuesta de Lipman: filósofos como Charles Pierce y Karl R. Popper, han señalado que el proceder real de la Ciencia es comunitario y no puramente individual (Lipman, 1998). Desde luego, en niveles educativos superiores la investigación intersubjetiva debe adoptar modalidades especiales, pero eso no significa que sea por completo distinta respecto a lo que puede o debe ocurrir en cualquier salón de clase. Por el contrario, la metodología de Lipman no sólo puede resultar muy fructífera para encontrar la solución a problemas filosóficos sino, igualmente, para enseñar y aprender cuestiones científicas, humanísticas y artísticas (Lipman, 2004).


Eso sin tomar en cuenta que, si siguiendo a algunos filósofos griegos como Platón y Aristóteles, pero, también, a otros más recientes como Dewey y Deleuze, por “filósofo” entendemos alguien que se asombra ante el mundo, se preocupa por poner en orden sus pensamientos, otorgarle sentido a las cosas y, en general, formular preguntas ante lo que se le presenta e investigar para responderlas (Lipman, Sharp y Oscanyan, 1998b), entonces en ese caso todos los seres humanos deberíamos ser filósofos y los niños serían los filósofos por excelencia.

De hecho, para evitar malentendidos como el mencionado, en México y otros países, se ha vuelto común hablar de ‘Filosofía para niños y adolescentes’. Incluso, en Argentina algunos han hablado de ‘Filosofía para todos’ (Baili, Edwards y Pintus, 2003). Sin mencionar que se ha reportado la aplicación exitosa de la metodología y los materiales didácticos de FpN con estudiantes adultos de cursos nocturnos (Calvo, 1994). Es decir, alumnos parecidos a los que tenía a su cargo Lipman cuando, finales de los años sesenta, impartía clases de Lógica en la Universidad de Columbia y el City College de Nueva York, pues allí fue donde se le ocurrió la idea de que es necesario enseñar a razonar y ejercer el juicio desde los primeros años de la vida y no hasta el bachillerato o la universidad cuando, probablemente, podría ser demasiado tarde. De hecho, en un inicio, Lipman pensó que la novela El descubrimiento de Harry podría tener como personajes centrales a estudiantes de high school (Lipman, 2002).

            [Diapositiva 9] El nombre ‘Filosofía para niños’ también lleva naturalmente a pensar que se trata de una propuesta solamente dirigida a quienes enseñan o estudian Filosofía, pero no otras disciplinas o materias.

Una respuesta simple, aunque no completa, a esta segunda objeción, pero también a la primera, sería que la concepción de la Filosofía de la que parte FpN es diferente de la que usualmente tienen de ella no sólo quienes no la han estudiado en las escuelas sino, inclusive, la mayoría de los que viven de su enseñanza: para Lipman simplemente consiste en una investigación colectiva acerca de los problemas que deberían interesar a todas las personas porque todas tienen que enfrentarlos (Lipman, 1984). Por ejemplo, “¿qué es la realidad?, ¿quiénes somos?, ¿qué debemos hacer?” Por otro lado, la metodología que practica, a saber, la comunidad de investigación, esto es, el diálogo argumentado, no sólo puede resultar útil en cualquier aula sino en todos los ámbitos de la vida humana, incluida la política (Lipman, 1998). En efecto, ¿en qué asignatura no es necesario aprender a pedir, aceptar, evaluar y ofrecer razones? (Lipman, 2005), ¿acaso en la vida pública no se requiere de ciudadanos razonables? (De la Garza, 2000; Echeverría, s/f).[3]

            [Diapositiva 10] Me parece que la tercera objeción es la más seria y difícil de responder. Puede ser formulada de la siguiente manera: la FpN es una propuesta creada para condiciones diferentes a las nuestras.

Esta objeción posee una buena dosis de verdad pues Lipman desarrolló la FpN trabajando con alumnos de escuelas primarias de Nueva Jersey, en EUA (Lipman, 1992 y 2002). Ahora bien, el propio Lipman ha dicho que una de las cualidades de un pensador crítico es su “sensibilidad al contexto”, esto es, la capacidad para reconocer las limitaciones especiales, las excepciones y las circunstancias irregulares además de las configuraciones globales (Lipman, 1908 y 2003).Y, en el caso que nos ocupa, esto quiere decir que si no  queremos caer en aplicaciones ingenuas o dogmáticas, pero tampoco mecánicas o irresponsables de la FpN, debemos considerar las condiciones específicas y concretas en las que utilizaremos este proyecto.[4]

            [Diapositiva 11] La tercera objeción puede ser dividida en dos dificultades particulares que tienen que ver con dos tipos de condiciones educativas distintas, aunque relacionadas. Una de ellas se refiere al modo en que están organizados los planes de estudio en la mayoría de las escuelas de los diferentes niveles y sistemas educativos de nuestro país, es decir, apunta a nuestras condiciones curriculares. La otra objeción se dirige a la manera en que están conformados los grupos y, por consiguiente, a nuestras condiciones reales de trabajo.

            Pasando a la primera dificultad: los planes de estudio mexicanos, pero también de otros países, suelen estar organizados en torno a diferentes áreas, por ejemplo, ciencias formales o exactas, naturales o experimentales y sociales, además de humanidades y artes, así como al alrededor de distintas asignaturas independientes y separadas. Por ejemplo, no se suele enseñar Filosofía en general, sino disciplinas filosóficas particulares, por ejemplo, Lógica, Ética o Estética. En cambio, aunque cada una de las etapas del programa de FpN está encaminada a una tipo de investigación filosófica, por ejemplo, Harry a la lógica y Lisa a la moral o ética (Lisa), no obstante, en casi cualquier párrafo de las novelas se abordan problemas filosóficos y no filosóficos de otra índole. Es decir, la FpN no respeta las demarcaciones del saber tradicionalmente aceptadas (Lipman, Sharp y Oscanyan, 1998).

            Lo anterior sucede porque en la vida real los problemas sólo pueden ser explicados y solucionados por medio de aproximaciones teóricas o prácticas multidisciplinarias. Sin duda, la abstracción puede constituir una estrategia útil y necesaria en algunas ocasiones, pero no hay que llegar a creer que las abstracciones son iguales a la realidad. Por otra parte, si realmente se quiere que los estudiantes aprovechen fuera de las escuelas lo que aprenden dentro de ellas, se debe buscar que se enfrenten algo más que problemas artificiales, por estar claramente delimitados.

Entonces, repito, la objeción de que la FpN ¾por lo menos a la manera en que la concibió o presentó Lipman por primera vez¾ no corresponde total y exactamente a la forma en que están organizados la mayor parte de nuestros planes de estudio, tiene cierto fundamento. No obstante, habría que preguntar, esa falta de correspondencia, ¿es culpa de la FpN o, más bien, de nuestro sistema educativo?, ¿cuál de los dos está mal?, ¿deberíamos abandonar la FpN o, más bien, tratar de cambiar al último?

Dejo abierta esas preguntas y paso a considerar la segunda sub-objeción: ésta señala que la FpN no está pensada para las condiciones de trabajo reales que enfrentan los profesores en la mayor parte de las instituciones educativas de países como el nuestro.

Sólo por poner un ejemplo, los profesores de la ENP ¾en cierto sentido, privilegiados pues recibimos algunos de los mejores promedios de la zona metropolitana¾ no sólo tenemos que impartir programas de estudio muy extensos, plagados de contenidos declarativos y últimamente también procedimentales, sino que contamos con grupos de cincuenta o más alumnos. Eso sin mencionar que nuestros estudiantes poseen capacidades para el aprendizaje y el estudio muy dispares y, en algunos casos, limitadas o deficientes. Por lo demás, no están acostumbrados a dialogar de manera razonada, así que pretender que lo hagan parecería que sólo puede conducir al fracaso.

En efecto, por la descripción que hice al principio de la metodología de Lipman, parecería que ésta sólo es aplicable con grupos pequeños, en los que todos los alumnos puedan participar activa y ordenadamente. Sin embargo, no hay que confundir participar en una comunidad con tomar la palabra a cada momento, pues, sin duda, existen formas de participación que no se reducen a las puramente verbales o públicas. Por otro lado, la labor de un profesor en FpN radica, justamente, en saber dirigir una discusión, lo cual conlleva un uso equitativo de la palabra (Lipman, Sharp, y Oscanyan, 1998b).

Pero lo último no elimina por completo la fuerza de la objeción de que, como muchas otras propuestas extranjeras o novedosas que suenan interesantes en teoría, la FpN no corresponde del todo a nuestras circunstancias, por lo cual pretender llevarla a la práctica en algunos niveles y sistemas educativos supondría dejar de lado los programas oficiales y hasta las asignaturas mismas para enseñar otra cosa, lo cual, por razones obvias, sobre todo institucionales, suena poco factible.

Aunque frente a ello tenemos a la mano varias alternativas no tan radicales: introducir o, reintroducir, la asignatura Filosofía, impartida unas cuentas horas a la semana, aunque concebida a la manera de Lipman; otra sería enseñar todas las asignaturas de ese modo.[5]

En realidad, es fácil imaginar muchas otras posibilidades: utilizar la metodología de FpN sin sus materiales didácticos; emplear los planes de discusión y ejercicios sin las novelas; leer sólo algunos fragmentos de las novelas directamente relacionados con los temas de los programas oficiales; hacer que los alumnos lean y respondan los planes de discusión y los ejercicios como si fueran tareas; ajustar la metodología y sus materiales didácticos a nuestras condiciones; crear nuevos materiales, pero manteniendo la metodología de Lipman; etcétera.

El problema es que algunas de esas estrategias, en apariencia, sencillas e inocentes, podrían traer más desventajas que ventajas, pues conllevan distorsiones frente a lo que se propone la FpN de Lipman.[6]

[Diapositiva 12] El punto es que, por todo lo dicho, y mucho más que se podría decir, si realmente estamos interesados en valernos de la Filosofía y Didáctica de Lipman, entonces tenemos la obligación de investigar, razonar y discutir sobre ella para adecuarla lo más posible tanto a las condiciones de nuestros alumnos como a las de nosotros mismos los profesores, pues no es seguro que todos estemos capacitados para trabajar con ella.

Sin embargo, hay que reconocer que ahora que Lipman y algunos de sus colaboradores más cercanos, como Ann Margaret Sharp, parecen haber guardado silencio por un momento (Lipman, 2010; Maughn, 2010),[7] dicha tarea puede parecer demasiado ardua.

Afortunadamente, tenemos entre nosotros a personas que saben tomar la palabra y que pueden guiarnos para que prosigamos la discusión filosófica con esos y otros pensadores. Se trata de educadores que se han preocupado por enfrentar y solucionar los problemas que implica enseñar Filosofía a cualquier persona, comenzando por los niños           

A decir verdad, en México y en otras partes del mundo, con el visto bueno del propio Lipman, desde hace décadas se ha trabajado no sólo traduciendo sino, en realidad, adaptando los materiales del programa FpN, pero, también, creando novelas y manuales nuevos. Y tampoco han faltado quienes han lanzado críticas en contra de aspectos particulares y generales de la concepción de la actividad filosófica y la formación de personas que subyace y orienta a dicho programa; desde luego, no con el fin de descalificarlo o destruirlo por completo sino, al contrario, para mejorarlo y hacerlo avanzar (Kohan y Waksman, 2000; Waksman y Kohan, 2000; Santiago, 2006).

            Nos sentimos muy honrados de recibir a cuatro de los principales especialistas en FpN, no sólo en México sino, en realidad, a nivel internacional, como después tendremos la oportunidad de mostrar al presentarlos antes de sus conferencias. Estoy hablando de María Teresa de la Garza (2000 y 2005), de la Universidad Iberoamericana (UIA); Eugenio Echeverría (2002 y 2006), del Centro Latinoamericano de Filosofía para niños y adolescentes (CELAFIN) de Chiapas; María Elena Madrid (2002 y 2007), de la Universidad Pedagógica Nacional (UNP), y Mónica Velasco Vidrio (1996 y 1996b), del Centro de Filosofía para niños y Servicios Educativos (CEFINSE) de Guadalajara. Cada uno de ellos nos mostró diferentes estilos de concebir y trabajar con FpN de modo que fuéramos enriqueciendo y completando nuestra visión de ella.

            [Diapositiva 14] Los cuatro han dedicado cerca de veinte años de sus vidas a formar a los profesores para el programa de FpN. Lo han hecho por medio de la publicación de artículos, libros, traducciones y adaptaciones, pero, sobre todo, la creación de centros y la participación en congresos, cursos, talleres, diplomados y hasta posgrados. Como dije al principio, Eloísa y un servidor nunca soñamos poder contar con todos ellos en un mismo encuentro. Desde luego, agradecemos profundamente su compromiso con los ideales filosóficos y educativos de Matthew Lipman.

            En su conferencia magistral la Dra. María Teresa de la Garza Camino, profesora e investigadora en la Universidad Iberoamericana (UIA), nos habló de “La lógica en el proyecto de Filosofía para niños”, pues si la FpN busca formar a personas razonables para la democracia entonces debe desarrollar la capacidad de éstos para el juicio y el razonamiento. Pero en FpN ‘Lógica’ no sólo significa Lógica formal o del pensamiento ordenado sino, igualmente, Lógica informal o de las buenas razones al igual que Lógica de la acción racional o de los diferentes estilos del pensamiento. Para Lipman el objetivo de la enseñanza de la Lógica no es sólo que pensemos sobre nuestro propio pensamiento o que nos animemos a aplicar la Lógica en situaciones prácticas sino, ante todo, que nos guiemos por ella al actuar y tomar decisiones.

El Dr. Eugenio Echeverría Robles, fundador y director del CELAFIN de Chiapas, abordó el tema de “La importancia de la comunidad de diálogo filosófico en la formación de identidad del adolescente”, en la cual dejó en claro que la metodología de la FpN, a saber, la discusión filosófica, no sólo puede ser empleada para educar a niños sino también a adolescentes, pero, sobre todo, mostró que ella que puede contribuir a desarrollar y mejorar habilidades y actitudes al igual que  formas de ser.

Por su parte, Mónica Velasco A. Vidrio, también fundadora y directora del CEFINSE de Guadalajara, dictó una conferencia en la que abordó un problema fundamental: “Implicaciones que tiene ser docente de Filosofía para Niños”. En efecto, Lipman no sólo se planteó el asunto de la formación de los alumnos sino, igualmente, una dificultad paralela que a veces se olvida, pero que, en ocasiones, puede resultar más difícil de resolver que la primera: la formación y autoformación de los profesores.

Finalmente, María Elena Madrid Montes, profesora e investigadora en la Universidad Nacional Pedagógica (UPN), cerró el encuentro con un trabajo cuyo título, en buena medida, sintetizó los objetivos de nuestro encuentro: “Lipman: vivir para enseñar a pensar”; aunque, tomando en cuenta el contenido de su conferencia, habría que precisar: enseñar a pensar de manera crítica, creativa y cuidante para actuar y vivir del mismo modo.

[Diapositiva 15] Además, gracias a la inmensa generosidad de Eugenio Echeverría y Mónica Velasco contamos con dos talleres: uno sobre la novela Lisa y otro sobre Mark, es decir, acerca del cuestionamiento ético y la investigación social. Esto me pareció fundamental para acercarnos a los objetivos de este Encuentro, pues muchas personas sólo conocen la Filosofía y Didáctica de Lipman por medio de sus escritos o los de sus seguidores, pero no han tenido la oportunidad de vivir la experiencia de participar en una comunidad de investigación.

Por supuesto, tomar parte de los talleres de este Encuentro no fue suficiente para conocer a cabalidad la propuesta de Lipman. Sin embargo, estoy seguro que la probadita que disfrutamos nos ayudó a despejar malentendidos como a los que me referí al principio de este escrito, aunque posiblemente hizo surgir en cada uno de nosotros nuevas dudas, lo habría sido malo, ya que una de las finalidades de la FpN es la aparición de preguntas justificadas y bien formuladas.

[Diapositiva 16] Junto con los conferencistas, también nos acompañaron ponentes que han contribuido más recientemente al crecimiento del movimiento de FpN y Adolescentes en nuestro país. Me refiero a Pablo Flores del Rosario, David Sumiacher D’Angelo y Ana Graciela Bedolla Giles, quienes también han fundado centros y organizado diversas actividades académicas.[8] Además, pudimos escuchar trabajos de Alejandra Velázquez Zaragoza, Guadalupe Durán Pérez, Enrique González Cano y Marcos David Silva Castañeda, en los que se presentarán reflexiones y materiales didácticos originales.

En concreto, en las ponencias se abordaron diferentes temas. Entre ellos algunos políticos: democracia (Pablo Flores) y ciudadanía (Marcos Silva). Pero también cuestiones educativas: el diálogo (Eloísa González), la educación reflexiva (Guadalupe Durán y Alejandra Velázquez) y la importancia de las preguntas en la enseñanza (Enrique González). Se presentó un material didáctico original sobre una cuestión histórica basado en la metodología de Lipman (Ana Graciela Bedolla), así como dos propuestas para tratar de aplicar esa metodología en el bachillerato (Andrés Lund y Eduardo Harada). Relacionado con lo último, se exhibió y comentó un video sobre una aplicación de la FpN en un curso de Lógica de la ENP (Eloísa González). Desde luego, también se habló de los antecedentes filosóficos y educativos de la obra de Lipman (David Schumiacher).

Pero especialmente quiero destacar las intervenciones de Eloísa González, que ya he mencionado, así como de Andrés Lund.

            [Diapositiva 17] Eloísa es la pionera y la más constante, incluso, diría, la más obstinada, promotora de la FpN en la ENP. Parte de su trabajo podremos observarlo directamente, aunque sólo de manera parcial, en un video que presentará esta tarde sobre una aplicación de la FpN con alumnos de Lógica de la ENP. [Diapositiva 18] En el caso de Andrés, en 2001 publicó un libro de texto titulado Lógica y Pensamiento crítico en el que recurre al estilo narrativo característico de las novelas de Lipman. En efecto, junto con el tratamiento de los temas incluidos en el programa oficial de Lógica, introduce diálogos en los que alumnos preparatorianos discuten de manera crítica sobre lo que van aprendiendo.

Por nuestra parte, en el proyecto de investigación INFOCAB SB400307 Enseñar a pensar dentro y fuera de la ENP ¾en el cual trabajamos de 2007 a 2009¾, llegamos a la conclusión de que para desarrollar y mejorar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores (CHAVs) de nuestros alumnos para el pensamiento crítico, creativo y responsable no es suficiente con la enseñanza de la Lógica formal sino que es necesario recurrir a la Lógica informal, pero, sobre todo, a la Teoría y Didáctica de la argumentación. Además, nos dimos cuenta de que para alcanzar nuestros objetivos formativos la mejor metodología de trabajo que tenemos a nuestra disposición es la comunidad de investigación de Lipman pues no sólo permite trabajar los aspectos cognoscitivos o puramente intelectuales de nuestros alumnos sino también los socio-afectivos así como sus valores y virtudes.

Y en los dos primeros años del proyecto PAPIME PE400909 Mejoramiento interdisciplinario de la competencia argumentativa de los alumnos de bachillerato (2009-2012) hemos trabajado en la expresión argumentativa escrita ¾por cierto, descuidada en la FpN de Lipman, pero fundamental en los niveles educativos superiores¾, por ejemplo, la que se emplea en los ensayos y los trabajos académicos que normalmente se les solicitan a los estudiantes en cualquier asignatura y en los que no sólo se deben presentar información de manera ordenada sino, ante todo, defender posturas y propuestas personales por medio de argumentos. En este tercer y último año de nuestro segundo proyecto de investigación creemos que ha llegado el momento de enfocarnos a la argumentación hablada, esto es, la que se emplea en los diferentes tipos de diálogo; no obstante, de hecho, gracias a la propuesta metodológica de Lipman, no hemos dejado de trabajar con y en ella.

Espero que este Encuentro y sus memorias Digitales, el video los talleres que editaremos y daremos a conocer en los próximos meses así como otras publicaciones que tenemos planeadas ayudarán a construir el mundo con el que Matthew Lipman soñó y que gracias a su Filosofía y a sus propuestas educativas en varios momentos de este Encuentro sentimos que nos acercábamos: uno mundo en el que predomine el diálogo argumentativo, las razones sean examinadas de manera crítica, se busquen y creen opciones y, sobre todo, cada uno de nosotros cuide de sí mismo y de los demás.







Referencias



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----- (1996b), “Searching for Meaning in Teacher Training”. Analytic Teaching, Vol. 16, No.2, 112-115.

Waksman, V. y W. Kohan (2000), Filosofía para niños. Aportes para el trabajo en clase. Buenos Aires: Ediciones educativas.







[1] Consúltese el blog: lipmanenseanzafilosofiaybachillerato.blogspot.com.
[2] Me parece que las novelas y manuales del actual programa de FpN no son suficientes para niveles educativos superiores, incluso para el bachillerato, pues los conocimientos no sólo declarativos, sino, también, procedimentales, que se manejan en éstos son mucho más elevados. Por ejemplo, Lógica formal simbólica o matemática, proposicional y cuantificacional y no sólo aristotélica: inferencias inmediatas y silogismos.
Además, a partir de la secundaria, pero quizá mucho antes, los estudiantes deben ser capaces de leer fuentes directas y no limitarse a comentarios o textos de divulgación. Por eso, en España, al traducir el manual Investigación social, que acompaña a Mark, se agregaron algunas lecturas de filósofos y teóricos sociales para que los alumnos las comenten y discutan sobre ellas, conforme a los objetivos de formación de la educación media superior. De hecho, no hay que olvidar que, al mismo tiempo que Lipman estaba desarrollando la FpN, compiló el libro Discovering Philosophy (1977), en el cual se presentan fragmentos y a veces textos complejos de diversos filósofos y pensadores clásicos y contemporáneos sobre temas y problemas sociales, éticos y estéticos. Sin embargo, lo anterior no significa que la propuesta de Lipman acerca de  las narraciones filosóficas no pueda ser usada en otros niveles educativos: basta mencionar Natasha, diálogo un tanto detectivesco en donde Lipman presenta su concepción de la filosofía y la educación, junto con las teorías educativas y psicológicas de Vigotsky y de otros pensadores rusos.
Otra de las debilidades de la FpN, se refiere a la escritura, especialmente la argumentativa: en efecto, los estudiantes de FpN escriben poco. Es verdad, en Suki se promueve la escritura, pero la creativa, de corte literario, y no tanto la que se basa en argumentos. Lo anterior se explica porque el diálogo puede y debe ser el modelo de la escritura argumentativa, pero también porque en algunas de sus etapas, el programa de FpN se dirige a estudiantes que no están capacitados para escribir, aunque sí para dialogar. En cambio, en bachillerato, licenciatura y posgrado es indispensable que los alumnos lean y, sobre todo, elaboren escritos argumentativos, por ejemplo, ensayos o disertaciones. Creo que una asignatura pendiente es el desarrollo de materiales didácticos para elaborar dichos escritos siguiendo los principios de la indagación y la discusión filosóficas de Lipman.
[3] De paso, menciono que, tomando en cuenta las dos objeciones anteriores, parecería que el nombre mismo de la Filosofía para niños implicaría una gran contradicción a los términos: ¿cómo enseñar a infantes la Filosofía, si incluso muchos “adultos”, algunos de ellos profesores y con estudios formales en esa disciplina, tenemos problemas para entenderla? Parte de la respuesta es que Lipman no se refiere a la Filosofía  académica, dedicada al estudio de la historia de esa disciplina, los problemas que sólo interesan a los filósofos o que se encuentra expresada en un lenguaje técnico o especializado.
[4] Aunque es claro que esta objeción, así, en abstracto, es aplicable a la mayoría de las propuestas filosóficas y educativas que se han aceptado y que se aplican hoy mismo en nuestro país, comenzando con el marxismo y el constructivismo.
[5] Lipman estaría más de acuerdo con esta segunda posibilidad: impartir todas las asignaturas, por ejemplo, las matemáticas, de manera filosófica; es decir, no tanto clases de razonamiento en general o en abstracto, sino, más bien, de razonamiento matemático.
[6] Consúltense los señalamientos al inicio de Investigación filosófica acerca de lo que no se deben hacer los profesores al enseñarla: Lipman, M., Sharp, A. M. y F. S. Oscanyan, 1998: 13-14.
[7] Sharp falleció el 1 de julio de 2010 y Lipman el 26 de diciembre del mismo año.
[8] Centros de FpN en Chalco, Toluca y Tepepan, respectivamente.



Presentación en PowerPoint disponible en: http://es.scribd.com/doc/55424372/Filosofia-y-didactica-de-Lipman-en-la-ENP